La venganza (bonita) de Mikaelah

Desde su infancia en Santo Domingo nunca encajó en ningún lugar. A golpes, la enseñaron a despreciarse a sí misma. Se encerró en una secta evangelista. Luego en los estudios, que la salvaron de la depresión, pero la volvieron a meter en una jaula. Ya de adulta encontró una puerta para escapar, para ser por fin libre.