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Las protestas universitarias por Gaza, una reacción en cadena

Foto: AFP

Por Abril Mulato, Rodrigo Sánchez y Dulce García Foto: AFP

Desde mediados de abril hemos leído reportes mediáticos sobre miles de alumnos y activistas propalestinos que han salido a las calles a manifestarse en contra de la actuación de Israel en Gaza y a favor de que sus universidades rompan relaciones con Israel.

En Estados Unidos, decenas de campamentos de protesta han sido instalados en campus universitarios de ciudades como Nueva York, Arizona, Luisiana, Texas y Wisconsin y por ello miles de estudiantes han sido detenidos en operaciones policiales que no se han caracterizado por ser pacíficas. Lo mismo ha ocurrido en países europeos como Alemania o Francia en donde jóvenes también han sido agredidos y arrestados.

Además de esos altercados, también se han registrado enfrentamientos con otros estudiantes y personas que apoyan a Israel y su desempeño en la Franja de Gaza lo que ha hecho que las protestas se tornen aún más violentas.

“Amenazar a personas, intimidarlas, infundirles miedo no es una protesta pacífica. Es ilegal”, dijo el mandatario estadounidense Joe Biden a principios de mayo. “(…) no hay lugar para el discurso de odio o la violencia de ningún tipo”, ya sea “antisemitismo, islamofobia” o discriminación contra los estudiantes de origen árabe o palestino.

Varias instituciones educativas en Estados Unidos han cancelado las clases presenciales y las ceremonias de graduación para calmar los ánimos y otras han comenzado a suspender al alumnado e incluso han amenazado con expulsar a quien participe en las marchas o acampadas propalestinas. Aún así los estudiantes no han claudicado y de una u otra forma siguen protestando.

La semana pasada, decenas de estudiantes de la Universidad de Duke abandonaron su graduación cuando el comediante estadounidense Jerry Seinfeld recibió un título honorífico y se preparaba para ofrecer un discurso. Mientras coreaban “Liberen a Palestina”, el actor, quien ha apoyado abiertamente a Israel, miraba a la multitud y sonreía tensamente. También en la Universidad de Columbia, una estudiante subió a recoger su diploma esposada y posteriormente lo rompió en un acto de apoyo a Palestina.

No cabe duda de que las protestas universitarias por Gaza en EUA han generado una reacción en cadena que va más allá de los campus y las ciudades donde se llevan a cabo porque no solo representan un acto de solidaridad con Palestina, sino que también ponen de manifiesto la importancia de proteger los derechos humanos y promover la justicia global. 

60 años después de Vietnam, el fenómeno estudiantil se repite

Recientemente se cumplieron 60 años de que cientos de estudiantes de universidades de Estados Unidos protestaron en contra de la participación de su país en la guerra entre Vietnam del norte y Vietnam del sur. 

Encabezados por la Universidad de Columbia, el 2 de mayo de 1964 los alumnos marcharon por distintas ciudades del país para exigir la retirada de las tropas estadounidenses y el cese de la ayuda militar a Vietnam del Sur. A partir de entonces y hasta 1973, cuando se firmaron los acuerdos de París y Estados Unidos terminó con el retiro de sus tropas, el territorio estadounidense fue testigo de diversas movilizaciones y eventos de protesta que se extendieron a más de 1.300 campus.

Durante los años siguientes, el movimiento contra la guerra se amplió tanto que traspasó las fronteras de Estados Unidos y se convocaron protestas en hasta 80 ciudades de todo el mundo, incluyendo Londres, París y Roma. 

Más de medio siglo después, el “No a la guerra” de los jóvenes estadounidenses se volvió a escuchar en las calles, pero ahora en contra de otro conflicto bélico: el de Israel contra el grupo militante Hamás que desde octubre de 2023 se libra en la Franja de Gaza. 

El reciente movimiento estudiantil también comenzó en la Universidad de Columbia, en Nueva York, hace un mes. En esta ocasión, los universitarios han manifestado estar en total desacuerdo con lo que el gobierno israelí está haciendo en Gaza y también piden a sus escuelas dejar de hacer negocios con Israel o con empresas que apoyan al país.

Al igual que en 1964, las detenciones y la represión han sido una constante. Según cifras de escuelas y agencias policiales consultadas por The Associated Press, desde el 18 de abril cerca de 2.900 personas han sido arrestadas en 57 colegios y universidades de Estados Unidos.

El impacto que ha tenido la ola de protestas universitarias también ha llegado a las universidades de Europa en donde los campus de países como Alemania, Francia, España, Suiza, Reino Unidos e Irlanda han sido tomados para pedir un cese al fuego, el ingreso de más ayuda humanitaria al enclave palestino y el fin de la ocupación israelí en Cisjordania. También en esos países se han registrado enfrentamientos con la policía y detenciones, aunque en una escala menor que los vistos en Estados Unidos.

Aunque en Latinoamérica la respuesta no ha sido similar, en México la Universidad Autónoma de México (UNAM) también se instaló un campamento de decenas de personas para exigir “un alto al genocidio imperialista en Gaza”. En este caso, la institución educativa dijo que respetaría la expresión de protesta mientras se condujera con respeto a todos los miembros de su comunidad.

Otras protestas estudiantiles en la historia reciente

No es la primera vez que en el continente americano los estudiantes salen a manifestarse para exigir un cambio drástico en las políticas de su país. De hecho, dos ejemplos claros tuvieron lugar en América Latina recientemente.

Argentina. Hace menos de un mes, las calles de Buenos Aires y otras grandes ciudades del país sudamericano se vieron abarrotadas con miles de personas, en su mayoría estudiantes y profesores universitarios, que rechazan los recortes del gobierno de Javier Milei a la educación superior.

A la marcha del 23 de abril, una de las más masivas en Argentina desde que Milei asumió la presidencia del país en diciembre de 2023, también acudieron sindicalistas y obreros para exigir que se reviertan las reducciones de entre 60-70% del presupuesto público para las universidades. Este recorte es parte de la política, que el mandatario argentino denomina “motosierra”, para reducir la participación del Estado en actividades públicas de todos los sectores y conseguir un equilibrio fiscal en la economía argentina.

A pesar de que en un inicio el gobierno señaló que las movilizaciones fueron partidistas, un día después de las marchas, el mandatario se comprometió a “garantizar los fondos para el funcionamiento de las universidades”. Agregó que su gobierno auditará cómo se utilizan esos fondos. 

Chile. Fue hace poco más de cuatro años, cuando el anunció de un aumento de $30 pesos (unos 0,40 dólares) a la tarifa del metro de Santiago, capital del país, bastó para que en octubre de 2019 miles de estudiantes de educación media y universitaria, realizaran movilizaciones multitudinarias en distintas ciudades durante varias semanas.

Lo que empezó como un reclamo para quejarse contra el aumento del transporte público, utilizado en su mayoría por población de la región Metropolitana, rápidamente se transformó en un llamado nacional para exigir igualdad socioeconómica y mejores servicios sociales.

Considerado uno de los episodios más violentos de la historia reciente de Chile, el estallido social de octubre de 2019 obligó al entonces presidente Sebastián Piñera a aumentar los beneficios para los pobres y desfavorecidos y comenzar un proceso de reforma constitucional.

Sin embargo, las protestas fueron reprimidas con fuerza por la policía y dejaron un saldo de al menos 31 fallecidos y más de 3.800 heridos, de los cuales al menos 460 sufrieron lesiones oculares y dos quedaron ciegos. También hubo denuncias de violaciones, abusos sexuales y malos tratos en las cárceles.

La reacción del gobierno frente a las protestas universitarias

El activismo estudiantil en Estados Unidos (EUA) cobró fuerza en la década de 1960 y desde entonces ha provocado en múltiples ocasiones la intervención de las autoridades estatales, enfrentamientos con la policía y detenciones masivas. Dos de los casos más sonados fueron la huelga de la Universidad Estatal de San Francisco en 1968 para exigir igualdad racial y las manifestaciones contra la intervención del país norteamericano en la guerra de Vietnam a mediados de los años sesenta.

Como lo mencionamos hace unos días, luego de más de medio siglo, el panorama de represión estudiantil es similar, pero ahora contra miles jóvenes que exigen el fin de la guerra en la Franja Gaza que se libra entre el grupo militante Hamás y Palestina, así como el cese del financiamiento y los nexos políticos con Israel.

A pesar de que este movimiento anti-guerra ha sido mucho más pequeño y menos disruptivo que el de la década de 1960, la disipación de las multitudes (mayormente pacíficas) ha sido contundente en muchos estados de EUA y del mundo, pues las protestas propalestinas que comenzaron en la Universidad de Columbia se han replicado en varias ciudades a nivel internacional.

En Países Bajos la intervención policial fue dura en las universidades de Ámsterdam y Utrecht, donde los elementos de seguridad clausuraron todas las carreteras aledañas y llevaron a prisión a 32 estudiantes. En la Universidad Libre de Berlín, Alemania, agentes de la policía desmantelaron un campamento y desalojaron a la fuerza a los manifestantes que se encerraron en el campus como protesta.

De formas más diplomáticas, en España, Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la Comunidad de Madrid) buscó la prohibición del campamento propalestino en la Universidad Complutense. Algo similar sucedió en Canadá, donde se solicitó una medida cautelar al Tribunal Superior de Quebec para obligar a los manifestantes propalestinos a abandonar su acampada.

Apesar de la resistencia por parte de la mayoría de los gobiernos en los que se realizan movilizaciones, el actual movimiento contra el conflicto bélico en Gaza ya es nombrado por historiadores como Robert Cohen de la Universidad de Nueva York como el movimiento estudiantil más grande del siglo XXI.

¿Qué han logrado las protestas universitarias por Gaza?

Las protestas universitarias en contra de la guerra en Gaza que ha cobrado más de 35.000 vidas iniciaron en Estados Unidos y se han extendido por todo el mundo. Desde octubre del 2023 hasta abril del 2024, más de 60 instituciones estadounidenses realizaron movimientos estudiantiles propalestinos para presionar al presidente estadounidense Joe Biden de retirar su apoyo a Israel. 

De acuerdo con reportes mediáticos como el de The New York Times, las protestas han resultado en más de 2.500 detenciones y otras medidas como la suspensión temporal de las clases o la prohibición del acceso a los estudiantes detenidos por hasta tres años, como sucedió en la Universidad de Florida.

A pesar de los intentos por reprimirlas las manifestaciones continúan incluso en tiempos de graduaciones. Este lunes, por ejemplo, en la Universidad de Yale alrededor de 150 graduados se retiraron de la ceremonia con guantes de látex color rojo que simbolizan la  sangre derramada en la guerra en Gaza.

En otras instituciones como la Universidad de Michigan o la Universidad de Indiana los estudiantes han logrado que se les asignen zonas para los campamentos de protesta; y en algunas otras como la Universidad de Harvard en Massachusetts, la Universidad Northwestern en Illinois, la Universidad de Minnesota o la Universidad Brown de Rhode Island llegaron a acuerdos con los alumnos; en la primera, la administración universitaria accedió reincorporar a 22 estudiantes que estaban de baja y en el resto ofrecieron reuniones con los manifestantes para tratar el tema de la desinversión israelí.

Los universitarios también lograron que The Evergreen State College, en Washington, se comprometiera a parar la inversión en empresas que vulneren los derechos de los palestinos y que la Universidad Northeastern en Massachusetts ofreciera becas y apoyos para los estudiantes y profesores palestinos respectivamente.

Las protestas también han tenido incidencia en las preferencias electorales de los estadounidenses. Medios como el USA Today publicaron en abril que Biden contaba con el apoyo de 45% de los menores de 30 años de edad y Trump con el 37%. Esta cifra dista mucho de la que el mandatario tenía en 2020 cuando contaba con la preferencia del 60% de este grupo poblacional y Trump con el 30%. 

Según la BBC los jóvenes y otros grupos como afroestadounidenses, latinos y la comunidad LGBT+ tienden a votar a favor del Partido Demócrata, sin embargo, el actual mandatario está perdiendo popularidad por su posición respecto al conflicto entre Israel y Gaza lo que podría darle una ventaja a Trump.

Además, las manifestaciones se han extendido a otros países como Alemania, Islandia, Francia, Australia y México, en donde la Universidad Nacional Autónoma de México se comprometió a revisar los convenios con universidades de Israel y suspenderlos en caso de que las instituciones hayan externado algún pronunciamiento contrario a la búsqueda de la paz.

Ya lo decía el periodista Mael Vallejo en una de sus columnas la semana pasada, es admirable “la valentía de una generación que está peleando por gente desconocida que sufre hambruna y violencia del otro lado del mundo”. Son estas protestas para exigir que las muertes de los civiles paren las que mantienen “viva la esperanza” y sí.

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