
Por Rodrigo Sánchez, Dulce García y Abril Mulato
Hace poco más de una semana, en el Día Mundial del Medio Ambiente, el servicio de vigilancia del cambio climático de la Unión Europea informó que cada uno de los últimos 12 meses ha sido el más cálido jamás registrado en comparaciones interanuales. António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pidió tomar medidas para evitar “un infierno climático”.
La frase podría sonar exagerada para algunos, pero no lo es si se considera que según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, la temperatura media mundial en el periodo de 12 meses hasta finales de mayo fue 1.63 grados Celsius por encima de la media preindustrial, lo que la convierte en la más cálida desde que comenzaron los registros en 1940.
Pero ¿cómo evitar abrir las puertas del infierno de las que Guterres habla desde 2023? Luis Serra, decano asociado de investigación y facultad del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) lo explica claramente: “La batalla más crucial para salvaguardar la integridad de la vida tal como la conocemos frente al cambio climático se libra en el sector energético”.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el sector energético es responsable de más de dos tercios de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En detalle, las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles se reparten en un 45% para el carbón, 32% para el petróleo y 22% para el gas natural.
En el caso específico de México, el principal origen de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la quema de combustibles fósiles es el petróleo, con un 54% del total, seguido por el gas natural con un 36.6% y el carbón con un 8.7% . En conjunto, estas fuentes representan el 89% del consumo energético del país.
El país tiene un gran potencial para producir energía renovable, especialmente renovable y eólica, según estudios técnicos y económicos. El documento “Prospectivas de Energía Renovable 2018-2032” de la Secretaría de Energía (Sener) indica que en México se podrían instalar hasta 32,307 GW de capacidad renovable, con 31,144 GW provenientes de la energía solar, y generar hasta 67,891,324 GWh al año.
Sin embargo, de acuerdo con el Índice de Desempeño frente al Cambio Climático (CCPI por sus siglas en inglés) 2024, México ocupa el puesto 38 en el ranking, siete lugares debajo de lo que mostró en 2023 y se encuentra entre las naciones con bajo desempeño.
Desde hace años, expertos consideran que México tiene el potencial para usar energías limpias debido a sus condiciones geográficas y su variedad de climas, pero análisis como el del CCPI demuestran que la transición energética en el país sigue presentándose como un desafío.
¿Por qué es importante hablar del cambio climático y la transición energética?
El calor excesivo que hemos experimentado en México en los últimos meses lo ha confirmado: El cambio climático no es una teoría de la conspiración, es una realidad y pone en peligro elementos esenciales de nuestra vida actual y futura.
Más allá de las recientes altas temperaturas, este fenómeno ha provocado que en México la intensidad de los períodos de sequías, lluvias y ciclones tropicales se incremente propiciando inequidad en empleos, salud, acceso a los alimentos, agua y otros recursos.
Los catástrofes ambientales son cada vez más frecuentes y provocan el aumento en el número de desplazados y refugiados ambientales, una mayor tensión sobre los recursos naturales y por ende conflictos tanto al interior como al exterior del país.
Según el informe “Desplazamiento interno por megaproyectos, cambios en procesos productivos, afectaciones ambientales y cambio climático en México: un diagnóstico” publicado a inicios de este año, se prevé un aumento en los desplazamientos forzados debido a los estragos generados por este fenómeno a escala global, que para 2050 podría alcanzar entre 1.7 y 3.1 millones de desplazados en el país.
Lo anterior, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), puede ser un detonante que afecte las condiciones de seguridad en las diferentes regiones y sectores de México.
En el resto del mundo, las cosas no son muy diferentes. Tan solo en mayo, India experimentó una ola de calor récord que superó los 50 grados centígrados por primera vez en la historia; Brasil fue golpeado por fuertes inundaciones que afectaron a más de dos millones de personas y dejaron un saldo de más de 150 muertes; Indonesia padeció fuertes inundaciones y posteriormente deslizamientos, derivados de la deforestación, que le quitaron la vida a decenas de personas.
Hace apenas unas semanas Alemania también vivió en carne propia inundaciones que también afectaron a cientos de habitantes y mataron a varios ciudadanos. La lista sigue y tristemente seguirá. La crisis provocada por el cambio climático es global, progresiva y amenaza la supervivencia del ser humano en el planeta.
Por lo anterior, es vital que el mundo acelere la transición a fuentes de energía limpias y renovables debido a su bajo impacto ambiental. México tiene que redoblar los esfuerzos realizados hasta ahora y aprovechar su abundancia de recursos naturales y su ubicación geográfica para avanzar en la descarbonización de su economía.
Las energías no renovables tienen que irse sustituyendo no solo para combatir el cambio climático, también es un hecho que ya resultan insuficientes, pero mañana hablaremos más a fondo de esto.
¿El sistema eléctrico nacional está en riesgo?
Los efectos adversos del cambio climático, específicamente las altas temperaturas registradas en México en lo que va del 2024, pusieron a prueba el sistema eléctrico a nivel nacional y evidenciaron que, si bien en este momento no enfrentamos una situación crítica, el abastecimiento no es suficiente para hacerle frente a problemas mayores.
Entre el 7 y el 9 de mayo se registraron apagones masivos en al menos 11 entidades del país, incluyendo Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Tabasco, San Luis Potosí, Puebla, Guanajuato, Chiapas, Tamaulipas, Oaxaca y Querétaro. Dicha interrupción en el servicio provocó que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) declarara estado de emergencia energética y suspendiera rotativamente el suministro de energía en varias regiones.
De acuerdo a la institución, la escasez se atribuyó a diversos factores, destacando un aumento en la demanda de electricidad en un 13% por el uso de ventiladores y la disminución en la generación de energía eólica 395 MW (megavatios) y la energía solar en 389 MW, con respecto a lo estimado. Ambas reducciones relacionadas con las condiciones ambientales.
A pesar de los más de 2.66 millones de afectados por los apagones, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que esto fue una situación extraordinaria y que no está en duda la capacidad del país para generar electricidad. De hecho, recientemente se reveló que México proveerá de energía a Belice para ayudarles a hacerle frente a un problema de desabasto similar ocasionado por las altas temperaturas.
Sobre el panorama nacional, diversos especialistas temen que se presenten apagones en México con la llegada de nuevas olas de calor. Lo anterior sumado a las políticas que privilegian a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) frente a las plantas privadas. Este argumento, nuevamente, abre un debate sobre el control político en el sector energético.
Recordemos que la administración en turno, que continuará con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, está impulsando una reforma para deshabilitar a la Comisión Reguladora de Energía de México (CRE), acusándola de ser costosa y superflua. Lo que se pretende, en cambio, es reforzar a la CFE y a Petróleos Mexicanos (Pemex), para que las organizaciones privadas estén obligadas a asociarse con dichos organismos.
Obstáculos para la transición a energías limpias en México
En un mundo que lucha contra el cambio climático, México afronta varios desafíos en materia de electricidad, entre los que se encuentran no dejar a nadie sin acceso y proteger al planeta mediante el uso de energías limpias.
El país tiene un compromiso firmado en el Acuerdo de París durante la Conferencia de las Partes (COP21) en 2015: generar 35% de energías limpias hacia finales del 2024. No alcanzar la meta podría tener repercusiones negativas en la economía, la salud pública y el medio ambiente por la dependencia a las fuentes de energía no sustentables, explicó Ana Muradás, directora comercial de la empresa de baterías de litio Quartux.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) sólo genera 30% del total de energía de fuentes limpias por falta de inversión en el sector público y trabas a empresas privadas, agregó Muradás. Sin embargo, el Gobierno asegura que el Acuerdo de París se firmó sin evaluar la viabilidad técnica y económica porque los altos costos son uno de los principales impedimentos.
En 2022, El País reportó que las autoridades mexicanas también frenaron la entrada en operación de nuevas centrales, cerraron canales de inversión y promovieron iniciativas para privilegiar a las plantas de la CFE sean o no más contaminantes.
Por otro lado, recientemente el nearshoring —la relocalización de empresas que buscan acercarse a su mercado destino pero con costos más bajos— se ha convertido en una de las estrategias más utilizadas para hacer crecer la inversión extranjera y la economía en México, pero también afecta la demanda energética y su camino de reducir el impacto ambiental.
Además, el programa que busca el crecimiento de las redes generales de distribución de energía —que mejora la eficiencia e integra a comunidades rurales que no cuentan con el servicio— tenía una inversión para el 2024 de 9 mil 94 millones de pesos, pero se redujo a 4 mil 425 millones de pesos en el último año de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. En el 2023 la inversión fue de 8 mil 400 millones de pesos.
A pesar de que el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2024-2038 señala que en los primeros cuatro años de la siguiente administración habrá inversiones por 30 mil 441 millones de pesos en redes de distribución de electricidad, la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum tiene varios pendientes.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), entre ellos se encuentra permitir mucho más la entrada del sector privado y rodearse de especialistas para reestructurar el sistema eléctrico; también acercarse al compromiso del 2030 del 43% de energía limpia.
La políticas del gobierno mexicano para concretar el cambio a energías limpias
Para tener una política energética exitosa se debe contar con un marco regulatorio actualizado que estimule la inversión en tecnologías y garantice el desarrollo del país.
México ha tomado distintas medidas para fomentar las energías renovables y entre ellas está el desarrollo de políticas, leyes, reglamentos y normativas como el Reglamento de la Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética o el Reglamento de la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía, entre otros.
Jorge Islas Samperio, coordinador de energía del equipo de campaña de la virtual presidenta Claudia Sheinbaum, compartió que quiere ser recordada por el impulso a las energías renovables y eficiencia energética.
De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el cambio de gobierno es una oportunidad para acelerar la transición energética, pero hay varios retos.
Uno de ellos es aumentar la participación del sector privado, como lo explicó Fitch Ratings, una de las tres grandes agencias de calificación crediticia. A finales de abril, Islas Samperio señaló que Sheinbaum está a favor de recibir inversión privada en proyectos de generación eléctrica, pero las actividades vinculadas a la transmisión y distribución seguirán siendo tareas del Estado.
El coordinador agregó que en cuanto Sheinbaum comience a gobernar impulsarán tecnologías como la geotermia, hidroeléctricas y bioenergía. Además asegura que fortalecerá la presencia de energía solar y eólica, e incluso dijo que tienen cálculos que aseguran que el país cuenta con un gran potencial para adicionar más de 4 mil megavatios (un millón de vatios) por medio de la tecnología de la cogeneración (producción simultánea de calor y electricidad).
En el documento “Los 100 pasos para la Transformación”, Sheinbaum enlistó sus promesas entre las que destacan: maximizar la penetración de energías renovables, electrificar lo más posible y reemplazar derivados del petróleo por energías alternativas, entre otros.
México no consiguió el compromiso firmado en el Acuerdo de París 2015 donde prometió generar 35% de energías limpias a finales del 2024; sólo alcanzó 30%. Pero las áreas de oportunidad siguen ahí; será necesario que el nuevo gobierno establezca políticas que le permitan cumplir con el objetivo de la ONU de que el 43% de la energía producida en el país provenga de fuentes limpias para el año 2030.